Hacia lo desconocido con todo bajo control
Pero no, en un viaje de aventura la cosa no es tan fácil. Y es que podemos definir un viaje de aventura como un viaje en el que no sabemos lo que nos vamos a encontrar, en un entorno desconocido, y con unos recursos y servicios que no siempre podemos controlar. Por eso hemos de ir preparados para todo.
Y no solo nosotros, tanto física como mentalmente, sino también nuestra moto y todos y cada uno de sus componentes, incluidos los neumáticos, que al fin y al cabo son los que nos van a permitir abrirnos paso por lo desconocido.
Prepara tu moto para un viaje de aventura
Antes de emprender cualquier viaje, es importante comprobar que nuestra moto está en perfecto estado. Pero si además se trata de un viaje de aventura, entonces debemos ir un paso más allá y llevar a cabo una preparación más exhaustiva y cuidadosa.
Revisar frenos, suspensión, sistema eléctrico, niveles de aceite y refrigerante es un buen punto de partida. Pero hay más. Si tu moto lleva transmisión por cadena, asegúrate de que esté bien tensada, limpia y lubricada. Llevar contigo un spray lubricante y un pequeño cepillo puede marcar la diferencia en rutas largas o en zonas polvorientas.
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El estado de la batería también merece atención. Si hace tiempo que no usas la moto o si vas a moverte por zonas frías, comprueba que mantiene la carga correctamente. Lo mismo con los filtros: si te toca pronto el cambio de aceite, mejor hacerlo antes de salir. Y si esperas mucho polvo en el camino, considera llevar un filtro de aire de repuesto o al menos comprobar su estado con regularidad.
Por último, piensa en tu moto como en un compañero de ruta: si sabes que va a sufrir, protégela. Un cubrecárter, defensas, soportes reforzados para el equipaje, faros auxiliares o una toma de corriente fiable pueden hacer que la ruta sea mucho más llevadera, tanto para ella como para ti.
Neumáticos listos: destino a lo desconocido
Elegir el neumático adecuado y asegurarte de que está en condiciones óptimas es uno de los pasos más importantes en la preparación de un viaje de aventura. No es solo una cuestión de rendimiento: los neumáticos son tu punto de contacto con el mundo. Literalmente.
La presión también cuenta. No es lo mismo rodar por carretera con la moto cargada que sortear piedras en una pista. Llevar un manómetro te permitirá ajustar la presión sobre la marcha, e incluso puedes considerar incluir una mini bomba o compresor si vas a jugar con presiones bajas. Una presión mal ajustada puede afectar no solo al agarre, sino también al desgaste, la estabilidad y el consumo.
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Y, por supuesto, revisa el estado general de los neumáticos antes de salir. Comprueba que no tienen cortes, grietas, desgaste irregular ni están cristalizados. Y ante la duda, cambia. Incluso si los neumáticos actuales aún tienen algo de vida útil, lo más recomendable es montar un juego nuevo justo antes del viaje. Ya habrá tiempo de volver a montar los otros al regresar y seguir aprovechándolos. Pero durante la aventura, no te la juegues.
Por último, no olvides llevar un kit de reparación. Si tus neumáticos son tubeless, un juego de mechas, punzón y botellas de aire comprimido puede sacarte del apuro. Si llevas cámara, desmontables, parches y una cámara de repuesto. Eso sí, de nada sirve llevarlo si no sabes usarlo, así que mejor practicar antes.
En definitiva, una buena preparación no solo te da tranquilidad: también te permite disfrutar del viaje con menos preocupaciones. Y en una aventura en moto, eso es precisamente lo que necesitas. Porque cuando el terreno se complica, cuando desaparecen las señales o cuando no sabes cuánto falta hasta el próximo pueblo, contar con unos buenos neumáticos y una moto fiable puede marcar la diferencia entre seguir avanzando… o tener que dar la vuelta.
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